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EL BAUL DE LOS TILICHES
UN RELOJ SIN TIEMPO
NAVEGANDO ENTRE LETRAS
BUZON DE LETRAS
 
     
 
 
LA EPOCA ROSA
 

Las gotas de lluvia caen en el parabrisas de mi automóvil como lentes de aumento que reflejan la iluminada ciudad formando un calidoscopio de colores ante mis ojos.

Son prácticamente las 23 horas y el cansancio de un arduo día por momentos cierra mis ojos. Intento orillarme a la acera más próxima, pero el temor de ser asaltado me impide hacerlo, como añoro a mi ciudad en años lejanos cuando los que habitábamos esta urbe podíamos salir sin temor a cualquier hora.

Hoy mi ciudad sufre al igual que yo el no poder compartir una trasnochada como antes. A donde quedaron los trovadores nocturnos que al pie del auto tocaban por algunos pesos tu canción favorita, o el gritón del periódico, con las ultimas noticias, o el organillero a las afueras de bares y cantinas, a donde están las guapas chicas que deambulaban por las calles (hoy son transvertís o asaltantes)

Pasear por la noche en la ciudad de México era muy emocionante, aquella zona rosa donde los intelectuales y la gente bonita de la época se reunían para tomar un aperitivo en los muchos cafés-cantantes de la época, podías escuchar a los grupos del momento y cada banqueta era el escenario de una romántica velada de bohemios tan locos como yo.

Para colmo ya no soy el mismo de antes, también yo he cambiado.

Recuerdo mis años de juventud con mi guitarra a la espalda (ni siquiera sabia tocarla) mis pantalones acampanados, mi cabellera hasta el hombro, pero sobre todo con una sonrisa siempre en los labios.

Hoy la guitarra la cambie por una laptop, mis pantalones acampanados por un incomodo traje y mi cabellera (no se donde quedo) lo que sigo conservando es esa sonrisa y mi añoranza de un recuerdo grato en mi ciudad.

Javier Fransoni